HERBARIO EN CIUDAD BOLÍVAR: NUESTRAS EXPERIENCIAS

CIUDAD BOLÍVAR



"Aprendí a conocer las zonas rurales desde su interior"



Ciudad Bolívar por Carlos Pardo.
Mientras caminaba por las calles de Ciudad Bolívar entre semáforos, carros, motos y gente sentí una marimba, con el sonido característico de la zona pacifica de Colombia. Entre más me acercaba más podía disfrutar de aquel sonido y su naturalidad entremezclada con la frialdad y ruido de una avenida, fue en un semáforo donde observe como un joven interpretaba este instrumento en medio del cotidiano vivir en un barrio al sur de Bogotá. Me hacía reflexionar de que en su gran mayoría la población de Ciudad Bolívar correspondía a migrantes de todo el país lo que daba como resultado una localidad multiétnica y pluricultural, a unas cuantas cuadras de aquella marimba se encontraba un lote muy grande por donde pasan aquellas torres inmensas de energía que llevan electricidad a las montañas y lomas de este territorio, allí entre torres el suelo es aprovechado, conocí a Don Saulo, otro migrante que ahora hace parte de Ciudad Bolívar y contribuye con sus conocimientos agropecuarios para que la comunidad y el barrio tengan conciencia ambiental. Don Saulo convirtió ese pastal en una enorme huerta que convive entre el barrio y la gran urbanidad. Es inspirador caminar por Arborizadora Baja entre calles, casas, negocios y encontrase de frente un cultivo de Amaranto, o de Ruibarbo o tal vez Chía, aquella granja es encantadora, allí los sonidos son únicos, en el transcurrir del diario vivir de la gente del barrio, los sonidos de los perros y las avenidas, se integran los sonidos del Maíz, las hojas del Amaranto, el sonido del viento contra las hojas secándose de tabaco, parece como si en unos cuantos pasos se llegara a otra región del país. Zonas rurales en territorio urbano, fue así como decidimos ir a la zona rural, saliendo por la Avenida Boyacá en medio del ruido y la contaminación, en una subida empinada por el Lucero hasta llegar a Mochuelo; la frontera entre urbanidad y ruralidad, allí todo comienza a transformarse, dejamos atrás el caos y el afán, el paisaje pasa de tonos grises a verdes, y los sonidos se convierten en animales, arboles, campesinos, páramo y carranga. Precisamente fueron los Viejitos Parranderos quienes me recibieron por primera vez, unos abuelos que transmiten sus costumbres de generación en generación a través de la danza, tradiciones Cundiboyacenses que se integran al territorio y transmiten un saber a través de la cultura. Siempre recordare que en la vereda Pasquilla podre visitar a estos abuelos felices de la vida y de sus pasos de danza.

CIUDAD BOLÍVAR por Lorena Hernandez
De Ciudad Bolívar tengo mucho que agradecer, se puede decir que prácticamente viví allá. Esta localidad es un espacio que me llamaba constantemente para amar, crecer, luego para trabajar con la comunidad y después para trabajar por la comunidad en pro de un cambio socia. E un lugar mágico, su gente que llega constantemente por diferentes conflictos,pero que a pesar de todo cuando llegas allí   te das cuenta que en medio de todo ese conflicto hay historias realmente valiosas, todos los lugares cuentan algo, la huerta Wayra cerca a la universidad distrital donde jóvenes se tomaron un rincón del parqueadero para generar un espacio de encuentro, que la granja bajando por coruña donde adultos mayores se tomaron el espacio para cultivar y conservar plantas medicinales y orgánicas, la vecina vendiendo y elaborando sus pomadas, y su comida tan propia de tantos lados. Esta localidad es una Colombia chiquita,empaquetada en una diversidad de barrios y de costumbres. La lucha es constante también para Ciudad Bolívar porque siguen cultivando, siguen preservando sus tradiciones, existe una zona rural que incluso sus propios habitantes desconocen. La vida es un afán constante de necesidades que suplir, en donde aún estando cerca de la urbanidad no se visibiliza. debes pasar por la mal llamada loma y no muy lejos de ella para llegar a sitios en donde se evidencia la ruralidad también cobija a Bogotá. Esta localidad me enseño de la siembra de varias plantas sobre todo de la Hierbabuena, suelo tomarlas en mi casa cuando me indigesto, siento que me limpia el estómago, pero medicinalmente no conocía todas sus propiedades y sus usos.

Los niños aún siguen preservando y cultivando a pesar de las lejanías de su territorio, en donde se comparten historias en cada esquina porque también quieren ser escuchados, también quieren que su voz se conozca. 

Ciudad Bolívar Mauricio Franco
Para mi Ciudad Bolívar no solo es un hogar, es un encuentro de vida, de alegría, de fe y de oportunidades. Es una localidad que desde hace años ha luchado por el cambio positivo y el respeto a la vida desde lo comunitario. En esta ocasión, por medio del herbario aprendí a conocer las zonas rurales desde su interior. La mística de cada huerta, de cada labriego, me brindó experiencias únicas para el intercambio de saberes. Personas que han entregado muchos años de su trabajo para aportar un granito de arena a su territorio, que promueven una alimentación sana y de calidad desde su herencia cultural. A partir de la medicina tradicional (fitoterapia) se puede conversar largo y tendido con varios de sus habitantes, es sorprendente cómo estas tradiciones vienen arraigadas en su gente de todas partes de Colombia. La ruda, la sabila, el jengibre y muchos más productos naturales que rodean la sabiduría popular y que se encuentran en cada esquina, puesto de lichigo o plaza de esta localidad. Mi invitación a todas las personas que leen este blog es que visiten estos territorios, las zonas rurales de la ciudad y que cultiven sus saberes todo el tiempo.




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