HERBARIO EN USME: NUESTRAS EXPERIENCIAS
USME
"Un lugar de siembra pero ante todo un lugar para compartir y transmitir conocimientos en comunidad"
USME por Lorena Hernandez
Hay dos Zonas de esta localidad que son muy curiosas, existe una mezcla evidente entre Usme Urbano y Usme rural, cualquiera creería que al ser tan cercano no se notaría la diferencia pero si, es un espacio en donde la ruralidad aún toca una gran parte de esta localidad y más allá de esa zona tan cercana a la Ciudad se encuentra la zona rural. En ocasiones anteriores me había acercado a Usme pueblo a degustar sus alimentos, siempre me he considerado una persona de buen comer, y de comer alimentos que son propios de mi país, soy una fan enamorada de las costumbres propias de mi tierra porque estando lejos de ella pude apreciar con amor todo aquello que tenía, la vida me puso en este país y hoy lo agradezco porque reconozco su valor, reconozco mi territorio no solo por ser Bogotá si no a mi país entero, me siento parte de todos de algún modo. También de usar plantas que alivian mis males, considero que energéticamente hacen mucho por mi, y Usme tiene eso. El saber de las plantas medicinales y no solo eso, sino el poder tomar una planta desde la huerta, agregarla a la olla y prender el fogón, eso es difícil de lograr en la ciudad a menos que cuentes con una huerta casera. El tiempo y el conocimiento para llevarlo a cabo y la paciencia, mucha paciencia porque las plantas son de cuidado, de amor y entrega. Aprendí cosas muy interesantes como por ejemplo a elaborar ciertos ungüentos para la piel, que desde la sábila puedo curar un montón de males, que es bendita para las energías e incluso da buena suerte, también que muchas familias aunque no se conozcan comparten los mismo conocimientos y los transmiten desde la práctica diaria, y aunque a veces se quiere colar entre los dedos las nuevas generaciones que nacen, estas tradiciones siguen manteniéndose vivas.
USME por Carlos Pardo
Tuve la oportunidad de recorrer Usme tan solo cruzando lo urbano por un momento, de inmediato llegue a lo que se conoce como Usme pueblo, se sentía el ambiente de pueblo, un pueblo mezclado con ciudad, comí ponche tradicional y emprendimos un viaje por la carretera que nos adentró en la zona rural de Usme, recuerdo mucho como la carretera tenía algo en particular y es que el paisaje permitía ver al costado derecho una gran cordillera muy familiar, se trataba de la ruralidad de Ciudad Bolívar, dos localidades hermanas. A diferencia de Ciudad Bolívar esta carretera estaba llena de curvas y se sentía más espesa la naturaleza, recuerdo que el aire para respirar era más ameno y me sentía como si estuviera cientos de kilómetros de Bogotá. Llegamos a la Vereda Arrayanes donde un grupo de mujeres compartían a la comunidad sus conocimientos y visión de la vida en el campo, se trataba de las Sabias Montañeras unas mujeres aguerridas que conservan su tradición a través de la oralidad.
Me sentí feliz de compartir con estas sabias en un lugar tan hermoso, tan lleno de vida y era consciente de que todo esto sucedía en Bogotá, en el círculo de palabra cada una compartía sus experiencias y una de ellas de nombre Fanny nos invita a su huerta, un lugar de siembra pero ante todo un lugar para compartir y transmitir conocimientos en comunidad, aprendí que los espacios toman valor en la medida que una comunidad se apropia de su territorio y tradiciones. Las sabias montañeras nos compartieron como se puede producir alimentos y plantas medicinales para el beneficio en común. Que gran enseña nos deja Usme, el hecho de que compartir es vital para vivir y aprender.
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